Parque de Viena con sus árboles en flor.
Por fin ha terminado el invierno y poco a poco empieza a hacer calor. Cuando los árboles empiezan a dar frutos de nuevo y las flores pasan del capullo a la flor, es difícil no sentir un cambio en la forma general de las cosas. Igual que el invierno parece eterno, el verano parece durar sólo un momento. Por eso la primavera puede parecer a veces una bendición y un recordatorio de lo rápido que cambiarán las hojas y volverán a caer. El tiempo en marzo y abril suele ser impredecible en Viena: granizo, lluvia, nieve y sol hacen su aparición en una misma tarde. Cuando sale el sol, hay que cogerlo con las dos manos para estar totalmente preparado y recuperar la valiosa vitamina D. He aquí los mejores consejos sobre qué hacer y adónde ir esta primavera en Viena.
Un comienzo aparentemente obvio de la lista, pero una buena forma de ver el cambio en el medio ambiente de Viena es simplemente adentrarse en un poco de naturaleza en algún lugar y observar cómo el verdor cobra vida propia. Famoso es el parque de estilo japonés, Sentagaya Park, diseñado por el jardinero Ken Nakajima, símbolo del intercambio cultural y la cooperación entre el distrito 19 de Viena, Dobling, y Sentagaya, un suburbio de Tokio. Cerrado durante los meses de invierno, el jardín atrae a vieneses y turistas por igual para contemplar el florecimiento de sus hermosas plantas tradicionales japonesas: como el arce japonés, los cerezos ornamentales y plantas de parterre como las azaleas.
Según Nakajima, el propósito del parque es que "la gente observe esta obra de arte con tranquilidad e intente encontrar su propia paz interior". No es de extrañar, pues, que mucha gente acuda a este lugar los fines de semana soleados, lo que lo convierte en una especie de centro de Instagram.
Accesible mediante el tranvía 41 desde WahringerStrasse en la línea U6 de metro, Pötzleinsdorfer puede parecer al principio un poco extraño para el recién llegado. Casi ninguno de mis amigos que viven en Viena lo ha visitado nunca y suele estar demasiado alejado y oscuro para que lo conozca el turista medio. Sin embargo, el parque en sí es una hermosa mezcla de vistas panorámicas y hermosas flores, por no mencionar el fuerte olor del ajo silvestre que crece allí.
A lo largo del sendero del parque hay estatuas de estilo grecorromano que a primera vista parecen fuera de lugar. Son antiguos restos del Ringtheater, que se encontraba en el distrito 1 de Viena antes de que un incendio en 1881 calcinara el edificio y matara a 386 personas. Las estatuas que hoy bordean el camino son lo que se salvó del edificio incendiado, donde antes se encontraban en la fachada (ático).
Un breve paseo cuesta arriba te lleva a la Schafbergwiese. Aunque técnicamente está fuera del parque, su vinculación con la zona es innegable. Cuando te encuentres en este lugar, estarás entre cerezos y almendros en flor, en lo alto de la ciudad, con vistas a las agujas de las iglesias y a los edificios de apartamentos.
Aunque está bastante cerca de Pötzleinsdorfer, de hecho sólo las separan unas pocas paradas del tranvía 41, Türkenschanzpark tiene un diseño completamente único. Las colinas se entremezclan con praderas, y los senderos serpenteantes invitan al visitante a pasear. Türkenschanzpark es conocido por sus interesantes y raras plantas botánicas, que son rasgos extremadamente pintorescos en el paisaje ondulado. La inusual composición del paisaje es otro de los atractivos del parque.
Durante el día permite disponer de un amplio espacio verde para hacer un picnic ideal con amigos y familiares, por la noche puede ofrecer un lugar perfecto para ir de copas con los amigos o dar un agradable paseo. Incluso en invierno puede ser un buen lugar para que los niños bajen en trineo por las laderas del parque. La diversidad botánica está más en sus grandes árboles y lagos que en sus florecientes flores, pero incluso si sales del parque, es pintoresco pasear y contemplar las casas de pueblo y las lujosas viviendas tradicionales de los alrededores.
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